Don Pitas Payas

           

             Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
             si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña).
             Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
             casó con mujer joven que amaba la compaña.

             Antes del mes cumplido dijo él: – Señora mía,
             a Flandes volo ir, regalos portaría.
             Dijo ella: – Monseñer, escoged vos el día,
             Mas no olvidéis la casa ni la persona mía.

             Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
             Yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura
             Para que ella os impida hacer cualquier locura.
             Dijo ella: – Monseñer, haced vuestra mesura.

             Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
             y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
             estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
             Cada mes a la dama parece un año entero.

            Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
            había con su esposo, hecho poca morada;
            su amigo tomó y estuvo acompañada,
            deshízose el cordero, ya de él no queda nada.

            Cuando supo la dama que venía el pintor,
            muy de prisa llamó a su nuevo amador;
            dijo que le pintase, cual supiese mejor,
            en aquel lugar mismo un cordero menor.

            Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
            cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
            Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero:
            Que ya don Pitas Payas llegaría ligero.

            Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
            Su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido:
            Cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
            La señal que pintara no ha echado en olvido.

           Dijo don Pitas Payas: – Madona, perdonad,
           mostradme la figura y tengamos solaz.
           – Monseñer -dijo ella-, vos mismo la mirad,
           todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz.

           Miró don Pitas Payas el sabido lugar
           y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
           – ¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
           que yo pinté corder y encuentro este manjar?

           Como en estas razones es siempre la muger
           sutil y mal sabida, dijo: – ¿Qué, monseñer?
           ¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner?
           Si no tardaseis tanto, aún sería corder.

 

-Juan Ruiz (Arcipreste de hita)-

Libro De Buen Amor (c.1330)

~ por Alejandro Delgado en octubre 24, 2008.

Una respuesta to “Don Pitas Payas”

  1. Hola me gusta mucho la figura del arcipreste, tengo un blog dedicado a viajeros ilustres como él y a los viajes literarios. Si os interesa es http://www.arciprestedehita.wordpress.com
    saludos

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